QUITO MILENARIO

A TODOS LOS QUE ELEGIMOS VIVIR EN ESTE LUGAR MÁGICO Y EN ESTA ÉPOCA DE CAMBIO. EN ESTE BLOC DEJO LA INFORMACIÓN QUE ME SIRVE PARA ENTENDER EL ESPÍRITU DE LOS MUNDOS Y COSAS QUE ME LLEVAN A CREAR LOS MITOS, LEYENDAS, CUENTOS, RELATOS Y POEMAS. ESPERO LES SEA ÚTIL .

NO HAY QUE SER UN SOL PARA ALUMBRAR , HAY QUE SER UNA LUZ QUE BRILLE ALLÍ EN DONDE ESTE.
BETO CHAVEZ

martes, 2 de agosto de 2011

MITO.- Almas gemelas

 MITO GRIEGO. (El banquete de Platón)

 Los mitos son historias nacidas del alma colectiva de los seres humanos. Intuiciones profundas transformadas en cuentos por la magia de las palabras.

Andrógino (HOMBRE-MUJER), más que ser uno y otro, hombre (andros) y mujer (gyno), como la gente piensa en general, es ser uno solo.

Andrógino es el ser casi perfecto porque, así como los dioses, él contiene en sí mismo todas las oposiciones, él se basta a sí mismo y, completo y fecundo, se da a luz a sí mismo. En muchas mitologías, el primer hombre era un andrógino, así como será el último de nosotros.

Y, entonces, vamos a la historia.
Al principio, la raza de los hombres no era como hoy. Era diferente. No había dos sexos, sino tres: hombre, mujer y la unión de los dos.
 Y esos seres tenían un nombre que expresaba bien su naturaleza y hoy perdió su significado: Andrógino. Además, esa criatura primordial era redonda: sus costillas y sus lados formaban un círculo y ella poseía cuatro manos, cuatro pies y una cabeza con dos caras exactamente iguales, cada una mirando hacia una dirección, apoyada en un cuello redondo. La criatura podía andar erecta, como los seres humanos hacen, para adelante y para atrás. Pero podía también rodar y rodar sobre sus cuatro brazos y cuatro piernas, cubriendo grandes distancias, veloz como un rayo de luz. Eran redondos porque redondos eran sus padres: el hombre era hijo del Sol. La mujer, de la Tierra. Y el par, un hijo de la Luna.

Su fuerza era extraordinaria y su poder, inmenso. Y eso los tornó ambiciosos. Y quisieron desafiar a los dioses. Fueron ellos los que osaron escalar el Olimpo, la montaña donde viven los inmortales. ¿Qué debían hacer los dioses reunidos en el Consejo celeste? ¿Aniquilar a las criaturas? ¿Pero como quedarse sin los sacrificios, los homenajes, la adoración? Por otro lado, tal insolencia era perfectamente intolerable. Entonces...

El Gran Zeus rugió: Dejen que vivan. Tengo un plan para que se vuelvan más humildes y disminuir su orgullo. Voy a cortarlos al medio y hacerlos andar sobre dos piernas. Eso, con certeza, va a disminuir su fuerza, además de tener la ventaja de aumentar su número, lo cual es bueno para nosotros. Y apenas había terminado de hablar, comenzó a partir a las criaturas en dos, como una manzana. Y, a medida que los cortaba, Apolo iba girando sus cabezas, para que pudieran contemplar eternamente su parte amputada. Una lección de humildad. Apolo también curó sus heridas, dio forma a su tronco y moldeó su barriga, juntando la piel que sobraba en el centro, para que ellos recuerden lo que habían sido un día.

Y ahí fue que las criaturas comenzaron a morirse. Morían de hambre y de desesperación. Se abrazaban y se dejaban estar así. Y cuando una de las partes moría, la otra quedaba a la deriva, buscando, buscando...

Zeus tuvo pena de las criaturas. Y tuvo otra idea. Dio vuelta las partes reproductoras de los seres hacia su nuevo frente. Antes, ellos copulaban con la tierra. De ahora en adelante, se reproducirían un hombre con una mujer. En un abrazo. Así la raza no moriría y ellos, los dioses descansarían. Hasta podrían continuar involucrándose en el negocio de la vida. Con el tiempo las criaturas se olvidarían de lo ocurrido y sólo tendrían conciencia de su deseo. Un deseo que jamás estaría enteramente saciado en el acto de amar, porque aún derritiéndose en el otro por un instante, el alma sabría, aunque no pudiera explicarlo, que su ansia jamás sería completamente satisfecha. Y la nostalgia de la unión perfecta renacería, ni bien se extinguieran los últimos gemidos del amor.

Esta es la historia. Un día fuimos un todo, enteros y plenos. Tan poderosos que rivalizábamos con los dioses. Es la historia que nos cuenta también cómo un día, partidos al medio, nos transformamos en dos y aprendimos a sentir nostalgia. Es la razón de esa búsqueda sin fin del abrazo lo que nos hará sentir de nuevo y una vez más, aunque sólo por algunos momentos  la emoción de la plenitud que perdimos un día, hace mucho tiempo.

No es por casualidad que en muchos lugares, entre los chinos y los hindúes, por ejemplo, hayan florecido rituales, técnicas y filosofías, cuyo objetivo era transformar la energía que nacía de este abrazo en energía espiritual y hacer del sexo el camino hacia lo divino. Algo que, de hecho, pudiera llenar el vacío que sentimos. Alguna cosa lo bastante fuerte, para alzarnos de nuevo hasta lo alto de la montaña de los dioses.





Mito secular


Dios creó un TODO y lo llenó de vida; luego lo dividió en dos y cada una de esas dos partes reencarnó en dos seres diferentes.
Debería, evolucionar cada una a través de vidas separadas.
Así nacieron las almas gemelas, ese es el concepto de su existencia y la razón del por qué están separadas.

Sin embargo, aunque nacemos en cuerpos diferentes, la unión de esas almas no termina jamás y a través de muchas reencarnaciones estaremos juntos, cada una en un escenario diferente, viviendo vidas paralelas, con las mismas experiencias, pero no nos reconocemos desde el primer instante porque falta evolución y por eso necesitamos de otras relaciones. Pero el reencuentro al final, es inevitable.

Las almas gemelas tienen los mismos intereses, su atracción no es sólo física o sexual y la ternura ocupa sus instantes y sus miradas. Ese amor trasciende la edad, la materia, la raza, el credo, las distancias.

Al verse, sienten una infinita necesidad de abrazarse y besarse y expandir las energías de sus corazones. Ambas desean crecer espiritual e intelectualmente, se incentivan mutuamente por ese crecimiento personal, no existe entre ellas el egoísmo ni la individualidad y tienen el deseo, aunque inconsciente, de llevar a cabo su misión juntos.

Se complementan en todos los sentidos... ¡casi piensan lo mismo! Se aceptan, se respetan, hacen planes para el futuro, se quieren como son. Si se pelean parecen marchitarse y buscarán rápidamente aclarar sus malentendidos, con humildad y generosidad el uno por el otro. Y su amor crecerá cada día más y más. Se dan cuenta que aunque separadas han estado buscándose siempre, ahora comprenden el por qué de la espera, por qué la alegría de vivir y por qué los corazones no se cerraron a la llegada del amor, nunca.
 Sus experiencias pasadas fueron la preparación para el reencuentro.

Las almas gemelas se atraen más fácilmente cuando los dos tienen buen humor, son activos, vivaces, conversan largamente, la música los transporta a su lugar original 

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